La sociedad actual, caracterizada por las prisas, la premura, los horarios ajustados y las extensas jornadas laborales, puede llevar a las personas, casi sin darse cuenta, a verse inmersas en esa rueda trepidante, en la que se prioriza lo aparentemente útil, práctico y rentable, relegando a un plano secundario, áreas y materias de carácter más abstracto, que abordan aspectos de tipo humano, espiritual, artístico, etc.
Disciplinas como la psicología y la filosofía (en las que podríamos englobar aspectos como la Educación Emocional, Sexual y Sentimental; la Educación en Valores); como el arte en todas sus expresiones, la creatividad, etc, a muchas familias les puede parecer que tienen menor importancia en la educación de sus hijos/as, en el sentido de que creen que son menos prácticas para la vida cotidiana de éstos o para labrarse su futuro profesional, pero la realidad es que dichas disciplinas son tan importantes como las denominadas, en los curriculums escolares, como “materias instrumentales” y su práctica y estudio contribuyen de manera innegable al sano desarrollo de los/as niños/as.
En el caso el de la creatividad, que es el que abordamos en este artículo, se sabe que la estimulación y el abordaje de ésta en cualquier contexto, ya sea escolar, familiar, social, etc, tiene numerosos beneficios en diferentes aspectos del desarrollo infantil, tanto a nivel intelectual, como emocional, social, etc. A continuación, vamos a profundizar en cada uno de ellos:
- La estimulación de la creatividad potencia el pensamiento abstracto y la capacidad de resolución de problemas; a medida que la creatividad del niño o niña aumenta, su imaginación también es mayor, lo que le permitirá, ante problemas o situaciones conflictivas, plantearse opciones y respuestas alternativas a las más comunes, por lo que podrá resolver con más facilidad, más rapidez y eficacia, con la satisfacción personal que esto conlleva.
- La creatividad también favorece el conocimiento de uno mismo y por lo tanto, una mayor conexión del niño/a consigo mismo y con su mundo interior; esto, unido a lo comentado en el punto anterior respecto al afrontamiento de los problemas, repercute de una forma muy positiva en su autoestima, fortaleciéndola.
- Además, las actividades creativas y que aborden la estimulación de la creatividad, contribuyen al desarrollo de la empatía (capacidad de ponerse en el lugar del otro), así como al manejo constructivo de las propias emociones y a la expresión de éstas; de este modo, se refuerzan también las habilidades sociales de el/la menor, lo que le dará mayor seguridad y satisfacción en las relaciones con sus iguales.
Todos estos aspectos tan positivos que tiene el desarrollo de la creatividad en la vida presente y futura de los/las niños/as, tendría que llevarnos a una reflexión que, finalmente, nos conduzca a introducir la creatividad en nuestra vida cotidiana y a fomentarla en nuestros/as hijos/as, de manera que constituya una actividad más en la dinámica familiar.