Centro de Psicología en Vigo y Redondela - Rexistro de Centros Sanitarios da Consellería de Sanidade: C-36-003028 y C-36-002157 paradoxo@paradoxo.es
(+34) 986 400 426

LA IMPORTANCIA DE LA EDUCACIÓN SEXUAL Y AFECTIVA

Educación sexual y afectiva

 

La sexualidad, al igual que la sociedad, muda y evoluciona con los tiempos. En los años 70 – 80, comenzó, en numerosos países, una revolución sexual que abrió las mentes de las personas hacia una sexualidad explícita y placentera, y no sólo como un mero proceso reproductivo.

Empezó a hablarse de la sexualidad abiertamente, a tratar las dificultades y a educarse en ella.

La educación sexual y afectiva en adolescentes

Ahora mismo, en todos los centros educativos, los/las chicos/as reciben educación sexual durante la adolescencia, pero centrada en la prevención de enfermedades de transmisión sexual y de embarazos, una sexualidad sanitarizada, por así decirlo.  En medio de todo esto, la evolución de las nuevas tecnologías abrió las puertas a la información sin límites y también sin filtros.

Ahora los adolescentes pueden encontrar en internet todo tipo de contenidos, como imágenes y vídeos de cualquier tema, con lo positivo y lo negativo que esto tiene.

Educación afectiva en la familia

En este tiempo, la sociedad se ha vuelto mucho más individualista, pragmática y consumista, impregnando todo nuestro mundo de los valores del mercado y de la publicidad, incluida nuestra sexualidad. 

En estas circunstancias, el mundo de los afectos y de los valores queda relegado al aprendizaje familiar, pero en un contexto donde los menores pasan muy poco tiempo con sus padres y madres, ya que el trabajo, las obligaciones, las clases extraescolares y los deberes lo llenan todo. 

De la «no educación» a la libertad sexual

Se puede decir que se pasa de una sexualidad regulada por la Iglesia a una sexualidad regulada por el mercado de consumo y las nuevas tecnologías.

Es decir, pasamos de una “no educación” sexual y afectiva a la libertad sexual. Y es cuando surgen numerosos interrogantes como:

  • ¿Estamos preparados para gestionar las nuevas realidades sexuales? ¿Y para educar sexualmente en esta nueva realidad?
  • ¿Cómo se adapta esta libertad a nuestra naturaleza emocional, afectiva y sexual?
  • ¿Sabemos vivir las nuevas maneras de vinculación y desvinculación?
  • ¿Qué función cumple la sexualidad virtual? ¿Qué riesgos puede llegar a entrañar el contacto íntimo a través de las redes?
  • ¿Conocemos cómo gestionar nuestra libertad sexual y amorosa resolviendo nuestras necesidades de contacto y vinculación?
  • ¿Tenemos claro cómo educar en valores y en afectividad a nuestros adolescentes para que puedan llegar a vivir su sexualidad plenamente, dotándolos de las herramientas necesarias para enfrentarse a las diversas realidades sexuales de hoy en día y a los nuevos estilos de vinculación?

Gestión de libertad

Lo difícil de la libertad es saber gestionarla sin herirse a uno mismo ni a los demás, por eso es indispensable tener acceso a una educación sexual y afectiva.

“La libertad sexual y amorosa necesita de una mayor inteligencia emocional y de una ética amorosa, para que todas las relaciones sexuales sean libres, consentidas y placenteras” (Félix López Sánchez “Amores y Desamores. Procesos de Vinculación y Desvinculación sexuales y Afectivos”).

Probablemente no haya fórmulas mágicas para crear una educación ideal, pero en Paradoxo, durante nuestros años de experiencia en el campo educativo y terapéutico, hemos observado que existe una carencia formativa en el área afectiva y emocional vinculada al terreno sexual y amoroso.

No se habla del deseo, de la pasión, del enamoramiento, de cómo querer, de cómo desear, de cómo gestionar estas emociones que nos pueden llegar a abrumar en algún momento de nuestras vidas y que nadie nos explica cómo vivirlas con plenitud y respeto. Respeto hacia uno mismo y, por lo tanto, también hacia los demás.

¿Qué tipo de relación quieren vivir? ¿Una relación centrada únicamente en la pasión? ¿En el compromiso? ¿En la intimidad? ¿O una combinación de varias de ellas? (siguiendo el modelo de Sternberg, 1988). 

¿Qué les aportan cada una de estas dimensiones? ¿Cómo manejar cada una de estas relaciones? ¿Qué dificultades y ventajas tiene cada una de ellas, así como sus combinaciones? ¿Por qué a veces pueden llegar a estar atrapados en un determinado tipo de relación? ¿Qué limitaciones personales no les permiten vincularse plenamente?

A todas estas dudas y muchas más, son a las que tendría que dar respuesta, a ser posible, una educación sexual y afectiva de calidad.

Si te interesa este tema o te surgen dudas, puedes contactar con nosotras.